En homenaje a Indalecio Ramírez
Ayer, se quedó quieto, el único corazón de guerrero.
Se quedó callada la única voz del pueblo
Con su nombre han de sonar las campanas.
Se irán a sus nidos las golondrinas, “después del rosario”
De ahí, como de la nada el universo.
De ahí, de las calles del pueblo.
La música y don Indalecio.
Salieron para todos sus canciones.
Para los venenosos y para los gusanos.
Para los buenos y para los que lo amaron.
Para todo salió cantando.
Con una guitarra, o una cuchara de albañil en la mano.
Para construir con la esperanza o la poesía.
O el cemento o la calidra para construir la alegría.
“Indalecio Ramírez”
No hay comentarios:
Publicar un comentario