jueves, 25 de diciembre de 2014

PAGINA 14

Sus hijos están vivos, dice a padres una
 sobreviviente de los ataques en Iguala

La maestra Fátima Veridiana Bahena Peña, se estremece al recordar la noche del viernes 26 de septiembre cuando prestaba auxilio a un normalista de Ayotzinapa herido por las balas que dispararon presuntos sicarios.

Y es que ella, durante el segundo ataque contra los estudiantes que se perpetró en el periférico Norte de la colonia Industrial de Iguala, resultó herida de dos balazos.
Una bala impactó en su pie derecho y otro en la espalda, y a casi tres meses de lo que sufrió, está en rehabilitación.
Con dos muletas con las que se apoya, la profesora de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación del Estado de Guerrero (CETEG recuerda la odisea que vivió a los padres de los normalistas de Ayotzinapa desaparecidos.
“Yo me encontraba en mi casa cuando entró una llamada a mi celular de una estudiante normalista del CREN (Centro Regional de Educación Normal) quien desesperada me decía que los normalistas estaban siendo agredidos por policías municipales”, señaló.
Dice que ella y otros compañeros fueron a investigar y llegaron a la avenida Juan N. Álvarez y se percataron de que había tres autobuses abandonados con orificios de bala.
“Pensé entonces que la situación estaba muy difícil y que seguramente había estudiantes lesionados”, recuerda.
Mencionó que después se trasladó a la avenida del Periférico Norte donde estaban reunidos los normalistas, donde ofrecían una conferencia a reporteros. Estaban hablando cuando empezaron a atacarlos a balazos.
Cuando les ponía gasas a unos estudiantes lesionados, vio que en el piso estaban tirados dos normalistas (Julio César Ramírez Nava y Daniel Solís Gallardo) y que después se enteró de que ambos habían fallecido por las balas.
Señala que ya no pudo darse cuenta de otras cosas ya que sintió dos balazos y pensó que se iba a morir.
El sábado 27 de septiembre, recordó, en ese mismo lugar apareció el cuerpo sin vida y con el rostro desollado del estudiante normalista, Julio César Mondragón, a quien le decían “El chilango”.
Recargada en sus dos muletas, la maestra ceteguista, se pone a llorar y hace que la gente que está en el auditorio del ayuntamiento, guarde silencio. Retoma el hilo de la conversación, y les dice a los padres de familia que no pierdan las esperanzas y la fe.
“A mí me pasó esto; me puse a disposición de Dios, y miren aquí estoy”, señala. La profesora mira a los padres de familia que están sentados de frente y les dice: “Dios sabe que sus hijos están vivos y hay que luchar para encontrarlos”.
Les promete que ella va a seguir apoyando la lucha de los estudiantes de Ayotzinapa para que haya justicia. “Vivos se los llevaron, vivos los queremos!, fue el grito de la profesora al terminar su intervención. Enseguida la gente, gritó otras arengas.
“Fuera Peña, fuera Peña!, fueron las frases que retumbaron en el pequeño auditorio del Ayuntamiento donde hasta hace menos de cien días despachaba el ahora ex alcalde perredista, José Luis Abarca Velázquez quien es acusado de ser el autor intelectual de los hechos de la noche del 26 y 27 de septiembre.
En la explanada, hay un stand donde hay decenas de fotografías de personas que están desaparecidas cuando gobernaba Velázquez y su esposa María de los Ángeles Pineda, a quien se les conocía como “la pareja imperial”.
Este lunes, organizaciones sociales y familiares de víctimas por la delincuencia y del ex edil que militaba en la corriente perredista de Nueva Izquierda, le hicieron un “juicio popular” al “narco gobierno”.
Hasta hace cien días, nadie de la ciudadanía se atrevía hablar de las actividades ilícitas que realizaban el alcalde y su mujer. “Todos sabíamos que ellos eran los meros jefes de la mafia, pero si lo decías, al otro día amanecías cuando menos golpeado por la policía o levantado”, señala un señor. (www.agenciairza.com)

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