domingo, 5 de febrero de 2017

PAGINA 10

AFRICANOS Y AFRODESCENDIENTES

POR: MARIA ELISA VELAZQUEZ
 En áreas como las de la Costa Chica, los africanos y sus Descendientes, aunque convivieron y se mezclaron con pueblos indígenas, mantuvieron, por diversas circunstancias historicas tales como la distribución de la tierra, la ocupación y Posición económica, comunidades hasta cierto punto separadas, ello explica que siga presente en los rasgos físicos y en las Manifestaciones culturales de la zona, una indudable herencia Africana. El Puerto de Acapulco es un ejemplo interesante sobre la presencia de la población de origen africano durante el periodo virreinal en el estado de Guerrero.

EL PUERTO DE ACAPULCO: LA GENTE DE MAR Y TIERRADe los puertos del Pacifico, Acapulco fue seleccionado por “bueNo , hondable y seguro “  ( Vázquez, 1969: 117 ) y por la cercanía con ciudades principales del centro, sur norte de la Nueva España que facilitaban el transporte de mercancía hacia otros territorios y hasta España a través de Veracruz. Aunque Acapulco no se desarrolló como la ciudad de Manila- que fue comparada
con ciudades como Venecia- el puerto del Mar del sur fue puerta esencial para el comercio durante las ferias anuales. Desde entonces, el puerto de “ cañas grandes “ también se convirtió en un espacio privilegiado para la convivencia cultural entre habitantes de distintos continentes, quienes durante 250 años intercambiaron formas de pensar, costumbres, vestidos y hábitos alimenticios. 
Gente del mar y tierra estuvo dedicada a las distintas empresas marítimas en la costa de Acapulco. Como lo señalan cronistas, viajeros, funcionarios y científicos que lo visitaron durante el periodo colonial, el puerto estuvo poblado en su mayoría por “negros y mulatos”. Una de las primeras referencias la ofrece Gemelli Carreri, quien aludió a la impresionante transformacion de Acapulco durante la Feria de “rustica aldea en una bien  poblada ciudad, […cuyas] cabañas habitadas antes por hoscos mulatos eran entonces ocupadas todas por gallardos españoles” (Gemelli 1993). El barón de Humbldt, casi un siglo después.
En 1802, se refirió al puerto como una ciudad “habitada casi ex clusivamente por hombres de color”, con hasta nueve mil almascuando llegaba la Nao de China, pero ordinariamente con no de cuatro mil (Humboldt, 1984: 156).
En su Theatro Americano, Villaseñor señala que para mediados del siglo XVIII ocupaban la ciudad de los Reyes cerca de 400 familias de chinos, mulatos y negros, y hace hincapié en que no habitaban el puerto indios, quienes ocupaban pueblos cercanos y solo ocho familias de españoles debido al “temperamento” de Acapulco en “sumo grado caliente y húmedo”, lo que causaba “estragos en sus habitantes” (Villaseñor, 1986: 186 y 187). 
Según Virginia González, estudiosa de la expedición de malaspina, el último padrón levantado en 1790 contaba las siguientes cifras:
229 familias radicadas en Acapulco, de las cuales nueve eran de Españoles, tres de indios, cinco de chinos y el resto de “mulatos De todas castas” (Gonzalez, 1989: 93).
Los africanos y sus descendientes estuvieron dedicados a Diversas tareas, desde cargadores, carpinteros, trabajadores del Campo o arrieros, hasta marineros, comerciantes, tenientes interinos o encargados de administra el puerto, ya que el gobernador y los funcionarios españoles y novohispanos solo acudían al puerto cuando llegaban las naos y se celebraban las ferias.
Los “negros y mulatos” formaban dos de las tres compañías Milicianas del puerto, según lo atestigua Villaseñor (Villaseñor, 1986: 197). Asimismo, mujeres de origen africano radicadas en Acapulco se dedicaban a distintas actividades comerciales, a la servidumbre y a tareas domésticas o del campo. Es importante hacer mención de que los arrieros, entre ellos muchos mulatos, transportaban las mercancías por el camino conocido como “de China”, que adquirió gran importancia durante el periodo virreinal y que por puebla y Orizaba se dirigía hasta Veracruz.
 Por ello también puede explicarse la presencia de origen africano en pueblos y comunidades de estas regiones, tema que, por cierto, ha sido poco atendido por la historiografía. La presencia y convivencia de varios grupos culturales, asi como los descendientes de las distintas mezclas, despertó las criticas de varios cronistas, entre ellos la del marinero Arcadio Pineda, quien acompaño en el siglo XVIII la expedición de Malaspina. En su diario, Pineda hizo hincapié en que Acapulco era uno de los sitios más viciosos del continente y menciona las practicas “licenciosas de los porteños”. Según el cronista, las altas temperaturas del lugar, la libertad absoluta y el desorden en que vivían los acapulqueños, así como la convivencia cotidiana favorecían la mezcla de las costumbres filipinas y las de “mulatos y pardos de la América” (González, 1989: 94). Estos comenta-
ríos, como ya lo habíamos señalado, tenían más que ver con los prejuicios y estereotipos de la época, sobre todo del siglo XVIII en que comenzaban a proliferar las ideas sobre “razas superiores e inferiores” de acuerdo con los intereses económicos y politicos, en particular de la trata de africanos que en ese periodo toma dimensiones hasta entonces desconocidas.
Todo ello refleja la importancia de los africanos y sus descendientes en el puerto y nos hace preguntarnos por qué se conoce tan poco sobre la presencia de este grupo en nuestra historia y en particular, en la historia de Guerrero. Ahora volvamos otra vez al presente y hablemos de las comunidades afrodescendientes, particularmente de la Costa Chica de Guerrero y Oaxaca. 

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